NOT KNOWN FACTS ABOUT VIERA VIDENTE

Not known Facts About viera vidente

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Ante esa revelación el surrealismo lucha por descubrir las estructuras primitivas de la mente, se nutre de pensamiento mágico y de filosofías orientales e in­tuye que sin esa profunda agonía no podrá lograrse la muerte ritual y el renacimiento a una personalidad transformada.

Todas las técnicas ascéticas y contemplativas y las iniciaciones esotéricas tienden a transformar al hombre, a “curarlo” de la degradación temporal. El hombre “enfermo”, debe volver a nacer. La filosofía de la India aporta una “medicina nueva” para el sufrimiento y la angustia existencial. La “curación” está presente en todo el saber tradicional. El ilusorio velo de Maya debe ser desgarrado para acceder a la no-dualidad, al centrum naturae de Boehme, o a la “vacuidad resplandeciente” de los maestros del Zen. Los santos y los místicos, los shamanes y los magos, guardan especialmente esa huella primordial en las capas profundas de su psique.

Para ello emplea técnicas diversas y anuncia a Rimbaud y al surrealismo al pretender experimentar por la poesía el estado intemporal de la conciencia y el conocimiento absoluto. Entretanto, en el nivel impermanente de la percepción practical, sigue las reglas del juego, pero acentúa su distinción, se torna diferente, entregándose al influjo del mal, desvalorizando la realidad cotidiana y sufriendo o fingiendo que sufre, detrás de la sonrisa del dandy hipersensible, que gusta polarizar en su figura maldita el “asco y el horror universales”.

Un universo mágico cuyos elementos se relacionan unos con otros por “correspondencias” de tipo cualitativo.

       Se originan en zonas vecinas al centro del alma; en las fuentes vivas de la vitalidad preconceptual o supraconceptual del espíritu. No es pues de extrañar que ambas experiencias se entrecrucen y comuniquen recíprocamente en una variedad infinita de modos; que la experiencia poética predisponga naturalmente al poeta tanto a la contemplación como a confundir todos los modos de las otras cosas con ella; y que la experiencia mística prepare naturalmente al contemplativo para que éste haga del silencio, del amor, a veces, una expresión poética abundante, a la que se deben algunos de los más admirables poemas.eighteen

Estos conceptos revelan la filiación tradicional de ambos poetas y en cierta medida constituyen lúcidas aproximaciones a la visión del mundo postulada por el ocultismo. Tanto­ Baudelaire como Poe participan de una vivencia comparable, de una Weltanschauung caracterizada por un orden cosmológico distinto, es decir el de la prefiguración, la correspondencia y la armonía preestablecida.

Al transcribirlos, los poetas surrealistas se proponen ampliar los límites de su conciencia, creando nuevas concepciones y liberando­ al pensamiento de las acostumbradas cate­gorías de percepción en el espacio y el tiempo. Actúan­ con la secreta esperanza de captar fragmentos del universo real y superar las antinomias de “la vigilia y el sueño, lo objetivo y lo subjetivo, la percepción y la representación, el pasado y el futuro, e inclusive la vida y la muerte”.

El “Paraíso Perdido” es reencontrado en otra parte del tiempo, y la condición humana, por obra de esa singular expe­riencia, entra en contacto con la realidad primordial y recupera la perfección de los comienzos.

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Las tradiciones arbitrarias contribuyen a su descrédito y lo impulsan a la clandestinidad. El espiritismo, la teosofía y el rosacrucianismo moderno, al reivindicar algunos de sus principios de manera unilateral y dogmática, trabajan indirectamente para su desprestigio, encerrando la visión del cosmos viviente y el acontecer paranormal, en la crimson asfixiante de neorreligiones y doctrinas cristalizadas.

Somos las abejas de lo invisible. Libamos locamente la miel de lo seen para acumularla en la colmena de lo invisible”. Estas ideas rilkeanas que fueron desarrolladas en la carta antes citada, culminan con la aproximación a la enigmática figura del “Ángel”, una entidad de esencia remarkable, un supremo iniciado, especie de semidios o intermediario celeste que ha trascendido los misterios de la vida y de la muerte y que se mueve con esa serena majestad que le confiere el hecho de transitar en lo invisible y reconocer en ello a la realidad en grado superlativo.

       Es posible pensar durante mil años; es posible escribir bibliotecas completas, crear montones de teorías y hacerlo viera vidente todo sumido en el más profundo de los sueños y sin posibilidad alguna de despertar.

El pasaje de la Unidad a la multiplicidad de los seres y el del retorno de los seres al seno de la Unidad indiferenciada, fueron siempre los problemas –metafísico y ético– que determinaron la existencia de dos corrientes místicas y paralelas que en muchos aspectos se confunden.

El Monte Anásymbol existe en algún lugar del planeta y su pie debe estar siempre al alcance de los seres humanos tal como la naturaleza los ha hecho, pues “la puerta hacia lo invisible debe ser visible”. El poeta decide escalarlo y con un grupo de iniciados, parte a las antípodas bajo el mando del extraño Padre Sogol, especie de Gurdjieff-Ouspensky, que ha comprobado­ racionalmente la existencia del monte y al que Daumal señala como “nuestro mayor en las cosas de la montaña”. Finalmente los aventureros fuerzan la entrada de ese mundo oculto, al que la curvatura de su espacio protege de la curiosidad y la codicia, como una gota de mercurio es impenetrable para el dedo que intenta tocar su centro. La ascensión es difícil, pero Daumal, luego de alcanzar un refugio, retorna al anterior para “enseñar nuestros primeros conocimientos a otros buscadores”. A cada avance le sigue un retroceso, pues es ineludible preparar a los que habrán de ocupar el lugar que se abandona.

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